Pues bien, excelencias: No hay un solo de esos crímenes inmundos que no cometiera ya en los campos de Orleáns. Los mismos actos por los que ahora me despreciáis, los llevé a cabo a pleno día y a la vista de todos, y no solo quedé impune, sino que el propio Rey me felicitó por ello.
Entonces lo llamasteis valentía. Hoy habláis de perversidad y depravación.
¡Qué voluble es vuestro juicio!
¿Qué es lo que os extraña? ¿Qué le cogiera el gusto a la sangre y a la muerte? ¿Qué disfrutase? ¿Qué luego no pudiera volver a ser un hombre? ¿Qué no fuera capaz de continuar mi vida?
Entonces lo llamasteis valentía. Hoy habláis de perversidad y depravación.
¡Qué voluble es vuestro juicio!
¿Qué es lo que os extraña? ¿Qué le cogiera el gusto a la sangre y a la muerte? ¿Qué disfrutase? ¿Qué luego no pudiera volver a ser un hombre? ¿Qué no fuera capaz de continuar mi vida?
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